La autenticidad desafía las normas
- Rey Durán
- junio 7, 2019
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Por Sixto Vladimir Marrero
Sean ovejas negras, de colores o incluso ovejas arcoíris, pero nunca ovejas blancas. Los seres humanos tendemos a tildar de raro, loco y extraño a todo lo que nos parezca distinto y no vaya acorde con nuestro pensamiento o el ideal impuesto por la sociedad y la religión.
Recuerdo cuando era niño que mi abuela decía que yo sería la oveja negra de la familia solo porque tenía un pensamiento diferente a los demás. Desde mi infancia, me gustaba saber el por qué de las cosas y no realizar una acción solo porque me decían que no, sin una justificación.
Pero si analizamos lo que conlleva ser ovejas blancas, muchas veces implica ser títeres del mundo en el que vivimos. Mayormente nos cuesta nuestra autenticidad, nuestra libertad y hasta nuestra felicidad. Nacemos siendo auténticos, pero las costumbres y las normas de la sociedad y la religión intentan imponernos un estilo de vida en el que no se acepta vivir fuera de lo establecido. Se define nuestro rol y nuestro tipo de trabajo según el sexo con el que nacemos, y no se acepta ser diferente porque no es la naturaleza del hombre.
Hoy quiero invitarte a aceptarte como eres y aceptar a los demás como son, sin prejuicios ni odios. Somos seres humanos con diferentes pensamientos y gustos. No somos jueces para condenar. La misma naturaleza que muchos dicen que define nuestra vida es la que nos da la oportunidad de nacer diferentes. Desafiemos al mundo siendo auténticos. Seamos ovejas negras, verdes, azules e incluso ovejas arcoíris, porque ser una oveja blanca es ser uno más del montón.
Al fin y al cabo, ¿de qué sirve querer blanquearse si ser diferente siempre es más divertido? Y si te etiquetan como la oveja negra, diles que no. Diles que eres la oveja arcoíris y siéntete orgulloso de ser capaz de pensar diferente. Ser desigual es un privilegio.
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