Mis felicitaciones y reconocimiento a los agentes de la policía que con su comportamiento dignifican esa institución.
Los policías y los ciudadanos están en el deber de respetarse.
Los ciudadanos debemos tener un comportamiento cívico, y los policías deben entender que ellos no están para cometer abusos contra ciudadanos indefensos.
Ahora bien, si el ciudadano se rebela y falta el respeto agrediendo físicamente al agente que representa la fuerza del orden, entonces, es el único responsable de los atropellos que recibe.
La mayoría de los agentes de la policía dominicana ha demostrado tener un pésimo entrenamiento, y poca o ninguna inteligencia emocional para desempeñarse con los criterios establecidos que se requieren para enfrentar situaciones de conducta anómala de personas que se comportan como seres irracionales, violando sin necesidad las medidas establecidas por las autoridades gubernamentales para detener el contagio de la actual pandemia y evitar continúe en aumento el número de muertes.
Estas personas que se exponen en esta pandemia ponen en peligro no solo sus, también la vida de sus familias y amigos. Por consiguiente, al igual que los policías carecen de conciencia social.
Urge que desde el Estado se ponga en práctica una estrategia de estímulo y formación a jóvenes para que ingresen a esa institución y se comporten con una mentalidad respetuosa de la vida y los derechos humanos que se corresponda a los tiempos actuales, no al siglo XIX.
Esta estrategia de formación de un nuevo agente policial debe ser apoyada por todas las instituciones sociales, principalmente por las universidades, escuelas, partidos políticos y las iglesias.
Todos desde nuestros espacios debemos cooperar ayudando a formar conciencia ciudadana.
Quizá no exagero al sostener que, posiblemente en nuestro país tenemos un 80% de habitantes y un 20 % de ciudadanos.
Para revertir esa realidad, todos desde nuestros espacios debemos cooperar ayudando a formar conciencia ciudadana.
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