Por Melvin H. Rivas Estudiante de Ciencias Políticas
Los movimientos estudiantiles han protagonizados el impulso de grandes cambios en América Latina, desde inicio del siglo pasado los estudiantes universitarios organizados en lo que para ese momento significó un nuevo tipo de grupo social, exigieron una universidad abierta, autónoma, democrática, laica, con libertad de cátedras y el cogobierno universitario (Córdoba, Argentina), cuya influencia más adelante se extendió a países de Europa.
Argentina fue testigo del alcance de las luchas estudiantiles, con el escenario que protagonizó el Movimiento Estudiantil de Córdoba en 1918, en donde los estudiantes exigieron con éxito la reforma de la estructura universitaria, lo que se conoció como el Movimiento Reformador, cuyo alcance se extendió más adelante a países como Brasil, Uruguay, República Dominicana, Perú, Cuba y México, en estos países con objetivos distintos pero similares métodos de luchas, por ejemplo, en Perú el movimiento estudiantil propugnó una ferviente lucha ideológica, en Cuba propició el nacimiento de partido Comunista, y en México los estudiantes lucharon para hacer visible la importancia de la universidad para el desarrollo del país, oponiéndose fuertemente a las medidas aplicadas por el gobierno y la gerencia universitaria.
En la República Dominicana los movimientos estudiantiles empiezan su participación a raíz de las luchas opositoras contra el régimen de Rafael Leónidas Trujillo, quienes tendría en lo adelante una protagónica lucha nacional contra los gobiernos autoritarios, inspirados por corrientes ideológicas surgidas a inicio del siglo XX, no identificación con la gerencia universitaria y exigencia de nuevas libertades.
En la actualidad los movimientos estudiantiles presentan un gran desafío con el cambio del ambiente político, en el caso de la UASD ya no se presenta esa retención de pensamiento que rigió años atrás, más sin embargo aún operan una cantidad significativa de grupos estudiantiles, cuyos métodos de trabajo se ven mermado por la falta de debates de ideas, la participación social, reduciéndose a simple asistencialismo al estudiante, los movimientos estudiantiles deberán repensarse y sus dirigentes volver a vincularse con la sociedad, pues, desde estos grupos han surgido connotados actores políticos del siglo XX, pues en las filas de estos movimientos se practica el liderazgo, la sensibilidad social, pero sobre todo, la concepción política del Estado por parte de los jóvenes que enérgicamente participan de estos procesos formadores.
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