El Pentágono ha expresado su creciente preocupación por el rápido crecimiento y la creciente potencia de la Armada de China. Con una flota de aproximadamente 340 buques de guerra, China ha superado a Estados Unidos como la armada más grande del mundo. Esta situación ha llevado al secretario de Marina de EE.UU., Carlos Del Toro, a advertir sobre los intentos de China de cambiar el equilibrio de poder en los océanos globales.


Del Toro destacó que la Armada china ha agregado más de cien barcos a su flota, mientras que la Armada estadounidense tiene alrededor de 280 barcos listos para ser desplegados. Además, se estima que China puede construir tres buques de guerra en el mismo período en el que Estados Unidos construye solo uno. Como resultado, el Pentágono proyecta que la Flota china alcanzará los 400 buques de guerra en los próximos dos años, mientras que Estados Unidos no alcanzará los 350 barcos hasta 2045.


Ante esta disparidad numérica, algunos expertos han planteado la posibilidad de que Estados Unidos construya sus buques en los astilleros de sus aliados, como Corea del Sur o Japón, o incluso comprarlos. Según el investigador del Centro de Estudios de EE.UU. en Australia, Blake Herzinger, los buques de guerra surcoreanos son comparables a los chinos en términos de capacidad. Además, Carl Schuster, ex director de operaciones en el Centro de Inteligencia Conjunta del Comando del Pacífico de EE.UU. en Hawái, sostiene que los diseñadores de naves de guerra japoneses se encuentran entre los mejores del mundo.


Sin embargo, la legislación de EE.UU. actualmente prohíbe la construcción de buques de guerra en otros países y la compra de los mismos, incluso a sus aliados. Esta restricción se basa en preocupaciones de seguridad y en el deseo de proteger la industria naval estadounidense.


En resumen, la creciente potencia y el acelerado crecimiento de la Armada de China han generado preocupación en el Pentágono. Estados Unidos se enfrenta a desafíos significativos para mantener el equilibrio en el ámbito marítimo, y se plantean posibles soluciones como la construcción en astilleros aliados. Sin embargo, las restricciones legales actuales dificultan la implementación de estas estrategias.