
El Eterno Retorno o la Eterna Recurrencia
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- julio 14, 2025
- Opinión
- Eterno Retorno, Filosofía existencial, Friedrich Nietzsche, Pensamiento estoico, Superación personal, Zaratustra
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Por: Juan Isaías Terrero.
14 de julio de 2025
¿Qué pasaría si algún día un demonio se deslizara tras de ti, en tu soledad más profunda, para decirte? -“Ésta vida tal y como la vives ahora y como la has vivido tendrás que vivirla, no una, sino, dos, tres e innumerables veces más, de suerte que no habrá nada de nuevo en ella”.
¿Desearías ésto, una y otra vez e innumerables veces? ¿Qué responderías? ¿Te tirarías al suelo rechinando los dientes, maldiciendo al demonio que así habló? ¿O has vivido un momento que desearía que se repita una y otra vez? ¿Qué le habría respondido? -“¡Eres un Dios y no he escuchado algo más divino!”
Te voy a colocar en el espacio tiempo del pensamiento Nietzscheciano, una bizarra ecuación existencialista que pone de manifiesto, “El Eterno Retorno”, extraída de los antiguos presocraticos a mano de Pitágoras, el cuál, desentrañó unas de las teorías más enigmáticas de todos los tiempos, “La Eterna Recurrencia”.
Este concepto, fundamentado en la premisa, de que, si el tiempo es infinito y el número de combinaciones en que el universo se puede reconfigurar es finito, se colige, que el universo retorna a su punto de partida, cada vez que completa su ciclo de existencia, repitiendo los mismos patrones para volver a su punto de origen, de forma eterna y recurrente, como un reloj de arena que se voltea para darse inicio nuevamente, con los mismos acontecimientos una, otra y otra vez, toda la eternidad.
En este respecto, el pensador alemán, Friedrich Nietzsche, sustrajo está filosofía, asumida también por los estoicos romanos. Nuestro protagonista, concibió en su obra titulada, “La Gaya Ciencia”. Colocando en el centro la existencia misma, sin seño, sin corta pisas, en una mirada profunda a la aprobación o desaprobación de la vida, desde el punto de vista de la superación personal del individuo.
Cabe señalar, que Nietzsche asumió metafísicamente éste postulado, también esbozó partes en su obra magna, “Así Habló Zaratustra”.
Sin embargo, el objeto de este artículo estará dirigido a profundizar en la importancia pragmática del término “Eterno Retorno”, cómo sintaxis en la toma de decisiones en nuestras vidas.
Las preguntas directas que te pondrán en el centro de la diana, son las siguientes. ¿Tu vida está llenando tus expectativas? ¿Tu pareja, tus amistades, tu trabajo, tus hábitos, costumbres, etc., te traen satisfacción plena? ¿Es realidad tu vida idealizada por tus sueños más anhelados? ¿Tu presente está acercándose al futuro que deseas?
Estas son las interrogantes, cuando aparezca el demonio de Nietzsche, preguntando si deseas la repetición enteramente de tu vida, o tendrías que invocar la premisa socrática del libre albedrío y rectificar tus conceptos morales para reorientarlos hacia valores que respondan a la construcción de tu vida ideal.
“El Eterno Retorno”, es un concepto poderoso para colocar en el centro del universo al individuo, invitando a imponer cambios estructurales y lograr desarrollar los planes que hemos delimitados en procura de una vida plena, fructífera y equilibrada. Es un llamado a la afirmación de nuestra propia existencia.
Romper con las viejas costumbres, recomponer los criterios que hemos abandonados, aún sabiendo que son los pilares que sustentarán nuestra existencia y que nos hemos alejado de ellos, fruto de la apatía, el desazón y la procrastinación generada por las insatisfacciones de metas no superadas, luego de inversión de tiempo, recursos y sacrificios, creando frustración y desánimo.
De igual forma, traiciones y decepciones de parejas, amigos y familiares. También pérdidas de seres queridos, enfermedades y una interminable lista de agravios endógenos y exógenos que modifican negativamente nuestra percepción del mundo.
Estás ecuaciones, demuestran que, según pienso así existo, sino, consultemos a René Descarté, en su “Discurso del Metodo”.
El poder reside en nosotros
Nuestro mundo es el que imitamos, debemos procurar que sea el auténtico. Recordando que, lo que expresamos al subconsciente se imprime en nuestras andanzas, volviéndose realidades. Por consiguiente, debemos estar pendientes de los pensamientos, debemos estar enfocados en los objetivos, definir con claridad nuestro futuro, organizar los valores que acompañaran cada uno de esos planes, en lo familiar, lo profesional y lo social.
Invocando lo “dionisiaco” para traer vitalidad a nuestras metas cuando estemos exhaustos y afligidos. Nuestro pensador Nietzsche, intuye a defender nuestra existencia con acciones cónsonas a nuestras propias expectativas, propone que nuestro régimen sea impuesto por nuestros propios principios, construidos a nuestra propia forma de pensar y actuar, exentos de influencias externas.
Observar la vida de forma proactiva, invocando abundancia y asumiendo el “Locus de Control”, con responsabilidad.
Aplicando los procesos de cambios y como el Übermensch, mantener la fórmula para estar orgullosos de escuchar a ese personaje alegórico, que deslizó la sabana y nos dió la noticia de que, está vida la repetiremos una y otra vez, eternamente, tal y como la hemos concebido. Así poder contestarle con entusiasmo. “¡Eres un Dios divino, gracias por tan elocuente noticia!
Al culmen del artículo, te dejo una máxima del estadounidense, teólogo, filósofo y politólogo, defensor del pacifismo, Karl Paul Reinhold Niebuhr.
-“Señor, concédeme la serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que sí puedo y sabiduría para entender la diferencia”.
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