LIDIAR CON LA ENFERMEDAD MENTAL SEVERA

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• junio 9, 2025
• Opinión
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Por José Tavárez

Desde la antigüedad, y aún en el presente, los trastornos mentales han sido asociados exclusivamente con alteraciones severas del pensamiento, las emociones y la conducta. Términos como “loco”, “enajenado”, “lunático” y “tonto” han sido utilizados para referirse a quienes presentan síntomas graves, como los observados en procesos psicóticos, depresiones mayores y ciertos tipos de trastorno bipolar.

La sintomatología de estos trastornos suele ser llamativa y afectar el ajuste social, laboral y familiar de quienes los padecen. Es común la presencia de delirios, alucinaciones, pensamientos desorganizados, aislamiento social y comportamientos extraños. En su fase crítica, la enfermedad impacta el ámbito emocional, cognitivo y conductual, dificultando la comunicación y la convivencia.

Por ejemplo, se estima que la esquizofrenia afecta a aproximadamente 24 millones de personas en el mundo (0.45% de los adultos). En República Dominicana, el 23% de las consultas psiquiátricas corresponden a esta enfermedad. Aunque la incidencia pueda parecer baja, el impacto en las familias es devastador cuando uno de sus miembros padece un trastorno mental severo. Por ello, es fundamental considerar las siguientes recomendaciones:

• Atención psicológica temprana: Es esencial acudir a un psicólogo o psiquiatra tan pronto aparezcan señales de un trastorno mental grave. Es importante estar alerta ante cambios en los hábitos de higiene, alimentación o sueño, así como ante conductas de aislamiento, mutismo, escucha de voces y comportamientos erráticos.
• Medicación oportuna: Los procesos psicóticos, como la esquizofrenia y los trastornos delirantes, suelen requerir medicación durante la fase crítica o aguda. En los casos más resistentes, pueden aplicarse procedimientos más directos, como la terapia electroconvulsiva (TEC), conocida popularmente como electroshock. Esta intervención busca restablecer la función electroquímica del sistema nervioso central, alterada por la enfermedad mental.
• Psicoterapia y apoyo familiar: Superada la fase crítica y restablecida la capacidad comunicativa del paciente, se recomienda la intervención psicoterapéutica para fortalecer habilidades sociales y el manejo del estrés relacionado con la enfermedad. El apoyo familiar y social es indispensable para prevenir recaídas, garantizar el seguimiento farmacológico y ayudar a la persona a llevar una vida estable.
• Modelos psicoterapéuticos recomendados: La terapia cognitivo-conductual, el mindfulness o atención plena, las intervenciones psicoeducativas y la terapia familiar son enfoques eficaces que facilitan el tratamiento de enfermedades mentales graves, promueven la estabilidad emocional del paciente y contribuyen al bienestar de su entorno.