Pandemia y conflicto bélico: impacto en empleo, salarios e inflación en América Latina
- Rey Durán
- junio 30, 2022
- Internacionales, Uncategorized
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La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) dieron a conocer un nuevo informe conjunto en el cual señalan que, en un contexto en que las economías de la región crecieron en 2021 un 6,6%.
Los principales indicadores laborales de la región también registraron mejoras, entre las que se destacan el crecimiento del empleo y de la tasa de participación laboral, y el descenso de la tasa de desocupación.
Sin embargo, la recuperación del empleo ha sido lenta, incompleta y desigual.
Sobre esa frágil situación se monta el conflicto en Ucrania y las sanciones a Rusia están derivando en un alza persistente de precios, suba de la tasa de interés y menor crecimiento de las economías, lo que implica que el mercado laboral seguirá fragmentado y débil.
A partir de 2021 el contexto de recuperación de la actividad económica y de la demanda, junto con el aumento de los costos de transporte y de los insumos, influyeron en el aumento progresivo de la inflación, tanto a nivel de los países como en el conjunto de la región.
El incremento de los precios fue acelerándose y en esta primera mitad de 2022 registró un nuevo salto por la alteración en el mercado internacional de las materias primas. Lo que se estaba recuperando en la salida de la pandemia se está perdiendo en esta nueva crisis global.
Un fuerte ‘shock’ inflacionario
Los niveles de inflación de América Latina y el Caribe han experimentado cambios en los últimos años, particularmente en el contexto de la pandemia de COVID-19. La inflación regional promedio anual se mantuvo en niveles del 5% desde 2018 con una tendencia decreciente hasta 2021, año en que la inflación aumentó.
En el incremento de la inflación a lo largo de 2021 también incidieron factores externos como los problemas de las cadenas de suministros y del transporte internacional, así como el aumento de precio de varias materias primas, en particular los combustibles.
Ahora, el conflicto en Ucrania y las sanciones a Rusia implican un nuevo salto de precios. El Fondo Monetario Internacional (FMI) apunta que “la inflación registra los niveles más elevados de los últimos 15 años en las principales economías de América Latina”.
Inicialmente, el incremento de la inflación estuvo impulsado por el alza de los precios de los alimentos y la energía, pero se tornó más amplio como consecuencia de la inercia de la política monetaria y las prácticas de indexación salarial —contratos cuyas condiciones se ajustan automáticamente con la inflación—, así como de la fuerte recuperación de la demanda, primero la de bienes, pero después también la de servicios.
El conflicto en Ucrania supone un nuevo shock inflacionario para la región. Las estimaciones del FMI indican que un incremento de los precios internacionales del petróleo de 10 puntos porcentuales provocaría un aumento de la inflación de 0,2 puntos porcentuales en el grupo de países AL-5 (Brasil, Chile, Perú, México y Colombia), mientras que un incremento de los precios mundiales de los alimentos de 10 puntos porcentuales se traduciría en un aumento de la inflación de 0,9 puntos porcentuales.
Retroceso en términos reales del salario mínimo
El incremento de la inflación regional tiene su impacto en la evolución de los salarios mínimos reales.
Desde 2018 la región venía experimentando un crecimiento en esa variable clave del mercado laboral, en un contexto de inflación controlada en que la mayoría de los países realizaban al menos un ajuste periódico de ese ingreso.
Con las excepciones de la Argentina, El Salvador y Guatemala, entre 2018 y 2020 los salarios mínimos reales experimentaron movimientos positivos en la mayoría de los países, entre los que destaca particularmente México, cuyo indicador registró un incremento acumulado del 35,8% en dicho período.
No obstante, el aumento de la inflación lo está afectando de forma negativa, tanto por el número de países en que experimentó una contracción (10 países) como por la magnitud de la contracción.
La caída del poder adquisitivo de los salarios mínimos está asociada a la trayectoria creciente de la inflación, dado que los ajustes se suelen basar en la inflación pasada.
Además de las repercusiones de carácter macroeconómico, la actual alza de la inflación es regresiva, y son los hogares de bajo ingreso los que se ven más afectados por el incremento del costo de vida.
En una región que históricamente registra niveles de desigualdad elevados, la erosión del ingreso real provocada por la escalada de los precios de los alimentos y la energía no hará sino aumentar las tensiones económicas que enfrentan los hogares pobres.
Frágil y fragmentado mercado laboral
Junto con el fenómeno del incremento progresivo de la inflación, se aprecian en la región diferentes factores que, en conjunto, impactan en el promedio de los salarios. Uno de ellos se relaciona con la fuerte destrucción de empleo causada por la crisis sanitaria, particularmente entre los sectores y grupos con menores niveles de salarios, como las mujeres, la juventud, las personas dedicadas al servicio doméstico y aquellas en situación de pobreza, así como en el sector de los servicios.
Si bien en 2021 se produjo una recuperación del empleo, estos grupos y sectores se encontraban todavía rezagados respecto de sus niveles precrisis. En estas circunstancias, estalla la crisis global por el conflicto en Ucrania y las sanciones a Rusia poniendo límites a esa expansión.
Tras dos años de pandemia, en 2021 los salarios reales promedio de América Latina y el Caribe habían perdido el 6,8% del valor que tenían en 2019.
Círculo virtuoso o vicioso de la dinámica de la economía en ALyC
Como ha ocurrido en otras situaciones de crisis, la dinámica entre el empleo y la actividad económica desempeña “un papel fundamental a la hora de implementar mejores y más oportunas políticas laborales, por lo que los posibles rezagos del empleo sugieren la necesidad de reforzar los instrumentos que faciliten la reincorporación de las personas al mercado laboral”, según el informe de la CEPAL-OIT.
Menciona que después de la histórica contracción que registró el número de ocupados en la región durante 2020 (8,2%), en 2021 se produjo una importante recuperación de ese indicador, que fue del 6,8% entre el cuarto trimestre del año y el mismo período de 2020. Sin embargo, pese al considerable aumento del empleo a lo largo del año, solo a partir del cuarto trimestre de 2021 el número de ocupados en la región alcanzó el nivel registrado al cierre de 2019.
Por otro lado, las brechas laborales entre hombres y mujeres se han profundizado. CEPAL y OIT ponen en evidencia que la recuperación de los mercados laborales también ha sido desigual, en perjuicio de las mujeres. Si bien se ha registrado una mejora del empleo y de la participación tanto de los hombres como de las mujeres, esta ha sido mayor en el primer caso que en el segundo.
La crisis generada por la pandemia y ahora el conflicto bélico afectaron de manera más significativa el empleo femenino, registrándose un retroceso equivalente a más de 18 años en los niveles de la tasa de participación de las mujeres. La lenta recuperación de las actividades que concentran el empleo femenino y el mayor peso que recae sobre las mujeres en las tareas de cuidado de enfermos, niños y personas mayores, contribuyen a explicar esta marcada diferencia en la dinámica de la tasa global de participación.
¿Qué hacer?
“Se vuelve fundamental la activación de instrumentos institucionalizados, como la negociación colectiva y la determinación de los salarios mínimos, para que a nivel de las unidades productivas y las ramas de actividad se discutan ajustes salariales que permitan responder a las necesidades de los trabajadores y las empresas”, señalan Mario Cimoli, Secretario Ejecutivo Interino de la CEPAL, y Claudia Coenjaerts, Directora Regional Interina de la OIT para América Latina y el Caribe.
Agregan que las políticas que faciliten la inserción de las personas asalariadas —como los subsidios a la contratación— que estén orientadas a los grupos más vulnerables no solo contribuirán a la recuperación más acelerada de la ocupación de estos colectivos, sino que además favorecerán condiciones salariales que no impliquen una precarización respecto de los niveles prepandemia.
De acuerdo con CEPAL y OIT, en un contexto en que todavía hay margen para la recuperación de la ocupación hasta los niveles prepandemia, es clave la posibilidad de realizar ajustes nominales de los salarios mínimos que compensen las pérdidas provocadas por el aumento de la inflación.
En ese sentido, la reactivación de los mecanismos de diálogo entre Gobiernos, trabajadores y empleadores para fijar los ajustes de los salarios mínimos tiene un gran potencial a la hora de conciliar las necesidades de los actores laborales.
Ello serviría para aplicar los incrementos del salario mínimo que permitan compensar el aumento de la inflación, considerando también su impacto tanto en los costos de producción como en la generación y recuperación del empleo.
– sputnik
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