
La Psicología Social y el Efecto Lucifer
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- septiembre 22, 2025
- Opinión
- Comportamiento Social, efecto lucifer, Experimento de Stanford, jterrero, Naturaleza Humana, Philip Zimbardo, Psicología Social
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¿Quienes Somos Realmente? ¿Nacemos Buenos o Aprendemos a Ser Malos?
Por: Juan Isaías Terrero.
22 de septiembre 2025
Es inverosímil la osadía del ser humano cuando llega a un climax de exacerbación emocional a contra medidas de valores y culturas sosegadas.
Cuando la razón se esconde bajo el manto de lo absurdo, corrompida por intereses infaustos, se filtra la mancha de la maldad, muchas veces por omisión, otras peores, por motivos espurios, como acciones narcisistas y despiadadas. De cuando en cuando, por orgullo descarrilado, arrogancia desmedida, infectada de megalomanía y un sentimiento de vacío fruto de maledicencias preconcebidas en experiencias de pasados perturbables.
Dígase una niñez inmisericorde, una adolescencia plagada de maltratos degradantes, carencias de afecto. Supuestos de rencores, crisis existenciales, enajenación de propósitos, etc.
Al igual que en los cánones de poder, la peligrosidad del Efecto Lucifer, toma vida en personas humildes, sensatas. Tambien elucumbradas de intelectualidad y costumbres refinadas.
No es secreto para nadie, que los seres humanos somos libros de páginas no leídas, al punto de refrendar el prisma popular, “nunca llegas a conocer a alguien totalmente,” es tanto, que ni así mismos nos llegamos a conocer a nosotros mismos.
Por razón a lo expuesto, me propongo colocar en la mente del lector un análisis del libro, “El Efecto Lucifer”, del psicólogo investigador, Philip Zimbardo.
Dicho autor, toma de referencia el ángel caído de Dios, cuyo personaje formaba la legitimidad del reino celestial. En principio, Lucifer representaba la benevolencia, la belleza y certidumbre, llegó a ser la bara ejecutora de la justicia y la paz, bajo el mandato del Creador.
Sin embargo, todos sabemos que la arrogancia, el orgullo y la desidia, se apoderaron de él, transformando su personalidad en un monstruo jamás concebido por ningún dios. Sufrió un cambio radical, al tiempo que arrebató el reino de la oscuridad, forrado de maldad y destrucción. Gobernando con terror y mortandad.
Valiéndose de la acotación, Philip se dedicó a observar el comportamiento de la sociedad, demostrando que todos en algún momento sacamos a la superficie el Efecto Lucifer que llevamos dentro como seres humanos.
¿QUÉ ESCONDEN NUESTRO COMPORTAMIENTO EN SOLEDAD Y LAS ACCIONES DE SUPERIORIDAD?
Si alguna vez, aprovechando la soledad ha consumado una acción aprobiosa, aunque haya parecido minimalista, como tomar alguna cosa, un lapicero de la oficina, echar una maldición a tu jefe porque no te está viendo. Adrede, romper un artefacto del vecino, tomar fruto de un albor que no es tuyo, apedrear un perro o hacer alguna maldad a escondidas de alguien.
Factores exógenos, situaciones caóticas, estresantes o acaloradas que sacan al individuo de contexto, sumergiendolo en rabia o recelos, reaccionando desproporcionalmente a hechos insignificantes, logrando dañar, herir o perturbar a alguien, infringiendo dolor y desazón.
De su lado, una autoridad que denigra al subalterno por sentirse superior, o más avieso, exigir al subalterno acciones o despropositos justificando reglas u omisiones de las mismas, para conseguir objetivos favorables a sus intereses.
EL EXPERIMENTO DE STANFORD
Uno de los episodios más deleznables del experimento que utilizó el psicólogo Zimbardo, para demostrar su hipótesis, fue el experimento de la Prisión de Stanford, dónde participaron jóvenes de buena convivencia, unos cómo guardias y otros como prisioneros.
El experimento consistía en dividir dos grupos, uno de ellos dotarlos da autoridad y el otro grupo, como prisioneros, dónde las reglas eran nulas y el orden se imponía por la fuerza.
Lo que se descubrió fue aterrador, los guardias comenzaron a castigar levemente a los participantes prisioneros, al tiempo de aumentar drásticamente los castigos, asumiendo que la autoridad tenía que imponerse por el supuesto de que, estaba permitido por los superiores.
El comportamiento de los jóvenes fue tan degradante que debieron parar el experimento mucho antes del tiempo previsto, fruto del arrebato degenerativo que presentaron los guardias y la sumisión denigrante y enajenada que presentaron los prisioneros.
El estudio, demostró el efecto nocivo del poder, imponiendo un avasallante deterioro de proporciones escalofriantes. A la postre, que los participantes dotados de autoridad, asumieron un comportamiento al puro estilo de los Nazis alemanes frente a la aceptación y resignación de los prisioneros, como en el Apartheid y la esclavitud africana, poniendo de manifiesto la sumisión absoluta y vitupetable de la degradación humana.
CAUSAS A CONSIDERAR
Factores como una jerarquía, un sistema de inmunidad y un código moral aplicado a un entorno que se sienta protegido y a su vez, que no recaigan responsabilidades a los autores, son causas fundamentales para que germine el Efecto Lucifer en los seres humanos.
Lo perturbador en el experimento de la prisión de Stanford, fue que los jóvenes seleccionados no habían pasado por traumas, gozaban de una vida sana, eran de buena familia y moral incuestionable, sin embargo, fueron los protagonistas de acciones inhumanas.
Está más que demostrado, que en las condiciones adecuadas, con las personas adecuadas y la protección de un colectivo jerárquico que invoque mandatos corrompidos, todos estaríamos expuestos a sacar del interior las sombras de un inconsciente colectivo que por sobrevivencia o imposición, se sumerge en la maldad, haciendo uso del Efecto Lucifer.
A palabras de Zimbardo. “El poder no crea monstruos, los revela.” ¿Y tú qué revelarías desde una posición de poder?
A merced de lo expuesto, es preciso apreciar el contenido del citado libro, puesto que, la naturaleza humana guarda secretos que pueden ser descubiertos por medio del conocimiento, asumiendo un carácter introspectivo cuando nos encontremos frente a dilemas como, protecciones de jerarquías y estructuras morales pre-establecidas por grupos sociales que transgreden la dignidad de las personas, los cuales, pueden llegar a influir en nuestras decisiones y nuestros comportamientos.
A modo de evitar excesos dañinos, se recomienda mantener los principios claros de la sana convivencia, refrendar el estoicismo como medio de contención mental. Ejerciendo la meditación plena, según, Marco Aurelio, antigüo emperador romano y Confucio, el arquitecto de la milenaria cultura china, quienes catapultaron en sus acciones virtudes aconsejables para sí mismos y para el colectivo social.
Finalizo el artículo con una máxima de Carl Gustav Jung, padre del psicoanálisis moderno. Cito. “-dadle poder a alguien que pasó la vida contenido y no se liberará, descargará.”
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