¡Dile adiós a la pancita de una vez, y para siempre!
¿Sabías que la obesidad se ha convertido la quinta causa de muerte en todo el mundo? Según datos de la Organización Mundial de la Salud, para el año 2010, mil 400 millones de adultos padecían sobrepeso en todo el mundo; de ellos, 300 millones son mujeres, lo que representa 65% de la población femenina de todo el planeta. Lamentablemente para nosotras, la grasa suele acumularse principalmente en el abdomen, lo que resulta sumamente peligroso, ya que este tipo de obesidad está relacionada con enfermedades como diabetes, problemas cardiacos y algunos tipos de cáncer.
Y seamos honestas: esas molestas "lonjitas" que se forman para nada son de nuestro agrado y en algún momento pueden llegar a afectar nuestra autoestima. Así que, ya sea porque irás de vacaciones, tienes un evento importante o sólo porque buscas mejorar tu salud y tu apariencia, te dejo aquí algunos consejos para reducir la grasa abdominal. Verás que no es tan complicado como parece:
1. Dieta
Es lo más importante si queremos reducir esos incómodos "rollitos". Pero no se trata de matarnos de hambre, sino de aprender a comer. Básicamente lo que debes hacer es:
Bajarle a la cantidad de azúcar, sobre todo los azúcares refinados. ¿En dónde los encuentras? En todos aquellos alimentos procesados, como pasteles, galletas, refrescos, frappés, helados, frituras y comida chatarra, que sólo nos abulta el vientre y no es para nada saludable. Cambia esos antojos culposos por frutas (cuida que no tengan altas cantidades de azúcar), nueces o almendras, que son una fuente de grasas buenas para el cuerpo.Reduce los alimentos fritos o empanizados y cámbialos por carnes magras.Incluye vegetales y cereales como avena, linaza, chía y salvado en tu dieta. Todos ellos contienen un alto grado de fibra, lo que mejora la digestión evitando que se inflame tu abdomen.No olvides incluir dos litros de agua al día y de preferencia hacer cinco comidas diarias (tres fuertes y dos snacks).Evita cenas pesadas y sobre todo, libres de azúcares y grasas, pues dormir no representa mayor gasto de energía y tu organismo difícilmente las absorberá.2. Ejercicio
Para tener un abdomen plano, no hacen falta millones de abdominales ni pasar horas en el gimnasio; la clave es hacer los ejercicios adecuados y, sobre todo, ser constantes.
Es recomendable combinar ejercicio cardiovascular (correr, caminar o nadar) con ejercicios de fuerza (pesas, ligas, mancuernas) y con rutinas especialmente diseñadas para el área del cuerpo que quieras trabajar. Si eres de las que no gusta del gimnasio o no tiene tiempo, hay muchas opciones en Internet que se adecuan a tu estilo de vida; aunque es importante que si vas empezando en esto del ejercicio, te asesores con algún profesional en la materia para saber cuál es el tipo de ejercicio y nivel de intensidad ideales para tu edad o complexión.
Eso sí, recuerda darle un descanso a tu cuerpo y no estancarte en una rutina, pues tus músculos se acostumbrarán a ciertos movimientos y no tendrás tendrás los resultados deseados.
3. Evita el estrés
Pero además de la dieta y ejercicio, que son fundamentales para bajar la pancita, hay otros factores que debes considerar al momento de trabajar en eso, y uno de ellos es el estrés. Aunque no lo creas, la tensión influye en el aumento de grasa abdominal, debido a que cuando estamos estresados, el organismo segrega una hormona llamada cortisol, que se encarga de hacernos reaccionar ante situaciones de alarma. Esta hormona contiene glucosa, que sirve como combustible para usar en caso de enfrentarnos a una situación peligrosa.
Si todo el tiempo estamos en dicho estado de tensión, el cuerpo no deja de producir esa hormona, y si ésta no se gasta, permanece en la sangre hasta que se agotan las reservas, creando la necesidad de comer alimentos dulces o grasosos, lo que se traduce en grasa que se queda en el abdomen. Por lo tanto, es importante bajar el nivel de estrés, dormir lo suficiente e incluir en tu rutina diaria alguna actividad recreativa, como pintar, leer o aprender alguna nueva disciplina que mantenga tu mente alejada de los problemas del día a día.
4. Sé constante
Siguiendo estos consejos, notarás cómo tu cuerpo comienza a moldearse. Eso sí, debes tener presente que esto no ocurre de un día a otro, así que debes ser paciente y no desistir. Poco a poco verás los cambios y seguro esto te motivará a seguir adelante.
Quizá al inicio te cueste trabajo cambiar los hábitos alimenticios e iniciar un programa de ejercicios, pero una vez que te animes, te acostumbrarás y sin darte cuenta estarás llevando una vida más saludable. Así que ya lo sabes, sólo basta un poco de esfuerzo y paciencia para ver cómo esa lonjita que tanto detestamos, desaparece. ¿Estás lista?